Estos son los tres cabecillas de bandas que aterrorizan a Bojayá
‘Marihuano’ y su gatillero ‘Monseñor’ le disputan control de la coca al venezolano ‘Fabián’ del Eln.
Los frecuentes viajes de un grupo de jóvenes mujeres prepago a la zona rural de Bojayá, Chocó, desde Montería y Medellín, les confirmó a oficiales de inteligencia que uno de los cabecillas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) –asociadas del ‘clan del Golfo’– se había empezado a mover por esa zona.
Además, desde mediados del año pasado, pobladores empezaron a denunciar que hombres enfusilados estaban circulando por la selva.
Y varios de ellos comenzaron a tentar con dinero o a reclutar a la fuerza a pobladores, que conocen los vericuetos de los 3.600 kilómetros húmedos y escarpados del municipio, que apenas se recupera de la masacre de mayo del 2002, en la que 79 de sus niños, mujeres y hombres murieron en medio de la guerra entre ‘paras’ y Farc’.
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La amenaza y el miedo que recorren de nuevo la región quedaron confirmados el 31 de diciembre pasado, cuando los habitantes del corregimiento de Pogue quedaron confinados por la presión de nuevos escuadrones de la muerte que rondan la zona.
Son cerca de 200 hombres provenientes de Antioquia y del sur de Córdoba que llegaron para arrebatar el control del narcotráfico que el Eln ejerce desde el desarme de las Farc.
Gente de la zona y oficiales de inteligencia le dijeron a EL TIEMPO que esa avanzada criminal está a cargo de Nelson Darío Hurtado Simanca, alias Marihuano.
Tiene 47 años y estudios primarios, pero un prontuario criminal que data de 1994, cuando ingresó como mandadero del entonces comandante de las autodefensas Carlos Castaño Gil.
Por su sevicia, fue enviado al bloque Bananero, en el Urabá, y empezó a delinquir y traficar por Turbo, Apartadó, Chigorodó y Mutatá.
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Tras la desmovilización paramilitar –durante el gobierno de Álvaro Uribe–, ‘Marihuano’ pasó a conformar los cuadros de poder del ‘clan del Golfo’, en los que hoy figura como segundo al mando después de Dairo Antonio Úsuga, ‘Otoniel’. De hecho, la justicia de EE. UU. lo incluyó en la llamada Lista Clinton en 2014.

Aunque ‘Marihuano’ es uno de los delincuentes que se ‘recicló’ de las estructuras criminales ‘paras’ que se burlaron de la desmovilización, es considerado como ‘nuevo’ en el área de Bojayá.
Por eso, para sus actividades de arraigo incluyó en su tropa a un sujeto a quien se le conoce con el alias de Monseñor. Se trata de un lugareño a quienes autoridades vinculan con el crimen de dos escoltas de la Unidad Nacional de Protección (UNP) –Róbinson Romaña y Jairo Rendón–, asesinados en Chocó en noviembre y cuyos cuerpos fueron hallados flotando en el río Atrato.
“Ya tenemos evidencia para vincular a ‘Monseñor’ a ese crimen, y se ofrece una recompensa de 30 millones de pesos para quien nos dé información sobre él”, le confirmó a EL TIEMPO el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército.
Y pobladores de Bojayá les aseguraron a reporteros de este diario que fue él quien, por órdenes de ‘Marihuano’, ejecutó el confinamiento de Pogue el último día del 2019.
La información se está verificando por parte de autoridades judiciales y del contingente de 600 hombres que el Presidente Iván Duque –que este sábado visitó Bojayá– envió a la zona.
“Mi presencia acá es para rendir homenaje a la comunidad sufrida, pero también decirles que aquí vamos a estar interviniendo permanentemente en materia social”, dijo Duque mientras inauguraba un acueducto y prometía una cancha de fútbol y la mejora del hospital.

Ya tenemos evidencia para vincular a ‘Monseñor’ al crimen de dos escoltas de la UNP en Chocó, por lo que se ofrece una recompensa de 30 millones de pesos
Además del reclutamiento forzado y del aumento del narcotráfico, la preocupación en Bojayá es que la población quede de nuevo en medio de dos fuegos y que no haya presencia estatal para contenerlos.
Su alcalde, Edilfredo Machado, asegura que –desde inicios de noviembre del 2019– líderes locales venían alertando sobre el desembarco de las Agc en Loma de Bojayá, Boca, Opogadó y Cuía. Incluso, ya hay alertas en comunidades indígenas.
Por esos lugares, al igual que por Corazón de Jesús y Piedra Canela, pasa el clorhidrato de cocaína que llega desde Antioquia y Córdoba, para ser enviado hacia Centroamérica y EE. UU.
Pero, según Machado, nadie hizo caso ni siquiera a las alertas tempranas que hizo la Defensoría del Pueblo sobre la presencia armada. Y advirtió que el Ejército solo aparece cuando hay una masacre o una emergencia.
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“La reacción del Gobierno es tardía. Hay un informe de Naciones Unidas sobre el confinamiento y denuncias de la Onic, de abril pasado, sobre estos hechos. Y la Defensoría le entregó la alerta a la ministra Nancy Patricia Gutiérrez hace 4 meses”, confirmó el experto en seguridad Gabriel Cifuentes.
Antes de la llegada de ‘Marihuano’ y ‘Monseñor’, el único patrón de las narcorrutas de la zona era el comandante eleno Ogli Ángel Padilla, alias Fabián.
Se sabe que es un venezolano de 48 años –desde los 15 con el Eln– que comanda el frente Occidental. Además, que tiene cédula registrada en Montería y dos hijos.
Llegó a la región con 400 hombres en armas y la instrucción del Comando Central (Coce) de copar la zona que las Farc dejaron.
“A ‘Fabián’ lo respetan en la organización, le temen en Bojayá y es autor de un manifiesto que está comenzando a circular entre sus hombres que se ha denominado ‘Derecho a disentir’, el cual tiene como objetivo mostrar independencia frente a órdenes que le pueda dar el Coce”, dijo un investigador.

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EL TIEMPO confirmó que es muy cercano a Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito –miembro del Coce– y que su mano derecha es un jefe eleno muy activo en redes sociales: alias Uriel.
Fuentes del alto gobierno aseguran que su nombre es Andrés Felipe Vanegas Londoño, nacido en marzo de 1978, con estudios en ingeniería eléctrica y con cédula expedida en Medellín.
“Tiene Twitter, Instagram y Facebook. A través de sus cuentas tiene contacto con la comunidad”, dicen reportes oficiales.
A través de ellas, a mediados de 2019, divulgó un indignante video de elenos armados al lado de niños en una especie de fiesta.
Junto a ellos actúa Emilce Oviedo Sierra, de 45 años identificada con el alias de Marta la abuela, a quien inteligencia ubica al mismo nivel de ‘Uriel’ dentro de la estructura que pelea por mantener el poder eleno en Bojayá y en todo Chocó.
A este conflictivo panorama, que también golpea a asentamientos afro e indígenas, se le suman disidencias de las extintas Farc que quieren parte del negocio. De hecho, han buscado acercamientos con ambos bandos, pero inteligencia analiza información según la cual también estarían dispuestas a entrar a disputar el control territorial a sangre y fuego.Si bien Bojayá ya es objeto de un paquete de medidas sociales, económicas y militares para intentar mitigar la amenaza que se cierne sobre sus 11.000 pobladores –incluidos líderes sociales como Leyner Palacios–, aún hace falta que la presencia estatal sea más robusta.El Gobierno se declara consciente de la situación y dice que ya se está actuando. Pero la población teme que llegue tarde, como en 2002.
UNIDAD INVESTIGATIVA
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